Desembarqué en el mundo de los medios de comunicación y construí una buena parte de mi vida detrás del objetivo de una cámara. Siempre la misma. Mi vieja Olympus E500 (con una tira de celofán para cerrar la tapa lateral). La vida me hizo viajero y sentí el impulso de ir más allá del mar que veía en los veranos de mi niñez… A veces por trabajo, a veces sólo por curiosidad. Pero siempre… siempre, con mi cámara en la mochila.
Dicen que lo esencial es invisible a los ojos, que la belleza está en los detalles… en realidad la belleza, sin duda alguna, está en los ojos de quién mira. A lo largo de mi vida he viajado mucho y muy lejos y allá donde fui siempre encontré la belleza del mundo en el mismo lugar. En lo cotidiano.
«No es el ángulo recto el que me atrae, ni la línea recta, dura, inflexible, creada por el hombre.
Lo que realmente me atrae es la curva libre y sensual. La curva que encuentro en las montañas que rodean mi pueblo,
en el curso de sus sinuosos ríos, en las olas del mar y en el cuerpo de la mujer que amo.”